«Todos los seres humanos han sido creados para llevar adelante una civilización en continuo progreso»​

En sus enseñanzas, Bahá’u’lláh,  nos ha hablado de la unicidad de Dios y de la religión, la unidad de la humanidad y la libertad frente al prejuicio, la nobleza inherente del ser humano, la revelación progresiva de la verdad religiosa, el desarrollo de las cualidades espirituales y la integración de la adoración y del servicio.

Los escritos bahá’ís asimismo hacen referencia a la igualdad fundamental de género, la armonía entre la religión y la ciencia, la necesidad de eliminar los extremos de riqueza y pobreza, el carácter central de la justicia en todos los ámbitos humanos, la importancia de la educación, y la dinámica de las relaciones que unen a las personas, comunidades e instituciones entre sí conforme la humanidad avanza hacia su madurez colectiva.

Una sola familia humana

La convicción de que pertenecemos a una sola familia humana es un elemento medular de la Fe bahá’í. El principio de la unidad de la humanidad es el eje en torno al cual giran todas las enseñanzas de Bahá’u’lláh.

Ningún grupo étnico o cultural es superior a los demás. Todos reciben el amor de Dios en igual medida. Toda persona, cualesquiera que sean su origen o antecedentes, puede contribuir al mejoramiento del mundo.

El amor hacia todos los pueblos del mundo no excluye el amor hacia el propio país. Pero el nacionalismo desenfrenado y sus prejuicios colaterales deben ceder el puesto a una lealtad más amplia: el amor hacia la humanidad en su conjunto.

«Que ningún hombre se glorie de que ama a su patria, que más bien se glorie de que ama a sus semejantes.»

«Sois los frutos de un solo árbol y las hojas de una sola rama. Trataos unos a otros con extremo amor y armonía, con amistad y compañerismo»
«Es indudable que los pueblos del mundo de cualquier raza o religión derivan su inspiración de una sola Fuente celestial y son los súbditos de un solo Dios»

UN SOLO DIOS

Llamado de diferentes maneras a lo largo de las épocas, el Dios eterno, el Creador del universo, carece de límites, es omnisciente, omnipotente y todo amor. Dios es uno solo. La realidad de Dios trasciende la comprensión humana, aunque podamos hallar expresiones de los atributos divinos en todas las cosas creadas.

Una sola religión

Las capacidades espirituales, intelectuales y morales de la humanidad han venido cultivándose gracias a las enseñanzas sucesivas de los Fundadores de las religiones mundiales: las Manifestaciones de Dios. En esencia, la religión de Dios es una sola, cuyo despliegue es progresivo. Entre ellas figuran Krishna, Abraham, Moisés, Zoroastro, Buda, Jesucristo, Muḥammad y, de forma más reciente, el Báb y Bahá’u’lláh. Toda religión se origina en Dios y está adaptada a la época y lugar en que se reveló.

La misión de Bahá’u’lláh, el Mensajero de Dios para esta época, está basada en el despertar espiritual y unidad de los pueblos del mundo. Las enseñanzas de Bahá’u’lláh, centradas en la paz como «la meta suprema de toda la humanidad», explican los principios espirituales que han de guiar a la humanidad hasta alcanzar la paz universal y duradera.

«Ésta es la inmutable Fe de Dios, eterna en el pasado, eterna en el futuro»

«¡Oh pueblo! Relacionaos con los seguidores de todas las religiones en espíritu de amistad y compañerismo»

SOLICITUD para ser miembro de la Comunidad Bahá’í