24 de mayo de 2022

A los bahá’ís del mundo

Muy queridos amigos:

Desde el toque de clarín que ‘Abdu’l-Bahá hiciera sonar en Sus Tablas del Plan Divino para que los creyentes se levantaran y viajaran a todas partes para sembrar las «semillas puras» de las enseñanzas divinas y llegaran a ser «la causa de la iluminación del mundo de la humanidad», oleada tras oleada de Sus amados han respondido con entusiasmo para entrar en el campo del pionerismo. El Plan Divino —cuyo desenvolvimiento está ahora en su tercera época— y los Planes globales de la comunidad bahá’í que constituyen sus sucesivas etapas, siguen inspirando y canalizando los empeños de los amigos y reforzando su sentido de misión y compromiso para crear un mundo material y espiritualmente próspero. Efectivamente, mediante estos dedicados esfuerzos, la Fe se ha arraigado en los rincones más remotos de la Tierra y está floreciendo en numerosos entornos y, allí donde la tierra del corazón humano ha resultado especialmente fértil, cada vez es más evidente la liberación del poder de construcción de la sociedad que posee. Debido a los requisitos de los dos últimos Planes, se hizo mayor hincapié en el pionerismo de frente interno, lo que dio lugar a que más de 7.000 amigos entraran en este campo de servicio, mientras que unos 700 respondieron al llamamiento de pioneros en el ámbito internacional. Teniendo en cuenta las restricciones de circulación y viajes impuestas durante una parte importante de ese período, este logro es realmente considerable. Más asombroso aún es el hecho de que estos pioneros se levantaron en 169 países, un testimonio de la capacidad espiritual, la consagración y la determinación de los seguidores de Bahá’u’lláh.

Tal como indicamos en nuestro mensaje del 30 de diciembre de 2021 dirigido a la Conferencia de los Cuerpos Continentales de Consejeros, los países o regiones donde la Fe se encuentra en una fase inicial de desarrollo pueden beneficiarse grandemente de lo que se está aprendiendo en las comunidades bahá’ís de todo el mundo sobre la aceleración de la labor de expansión y consolidación. Lo que se ha hecho evidente a este respecto es la ventaja de contar con una agrupación en la que se haya superado el tercer hito. En este sentido, uno de los principales objetivos del Plan de Nueve Años es tener por lo menos una agrupación de este tipo en cada país y región. Hay unos 160 lugares en los que este objetivo aún no se ha logrado; desde el principio, se necesitan varios centenares de pioneros, la mayoría de ellos de ámbito internacional, para asegurar que este objetivo se logre al final del Plan. A este respecto, se espera que las comunidades bahá’ís de aquellos países donde los procesos de crecimiento están firmemente establecidos proporcionen la mayor parte de estos pioneros. Se prevé que estos amigos provengan de agrupaciones más sólidas, se establezcan en centros de actividad menos avanzados en los países o regiones receptores, y se conviertan rápidamente en parte de un núcleo emergente de personas comprometidas con el fomento de un modelo dinámico de vida comunitaria. Las fuerzas espirituales liberadas por ese movimiento y la experiencia que un pionero puede aportar a la comunidad son potentes catalizadores para el progreso. Las Asambleas Espirituales Nacionales y los Consejos Regionales Bahá’ís de los países de los que se espera que se levanten pioneros tienen una responsabilidad especial para facilitar este movimiento y ofrecer apoyo a las agrupaciones meta, por ejemplo, facilitando visitas de maestros viajeros y personas recurso del instituto, o poniendo en contacto a los participantes activos de la nueva comunidad de un pionero con el proceso de aprendizaje en marcha en las agrupaciones avanzadas de su país.

Como esbozamos en nuestro mensaje a los bahá’ís del mundo en Ridván, se prevé que en el transcurso del Plan actual se establezcan programas de crecimiento en miles de nuevas agrupaciones, que el número de agrupaciones con un programa intensivo de crecimiento se duplique con creces hasta llegar a las 11.000, y que más de 5.000 de ellas hayan avanzado aún más. El logro de estos formidables objetivos globales, basados en previsiones de las propias Asambleas Nacionales, requiere avances urgentes en muchos frentes, entre ellos la generación de un flujo continuo de pioneros de frente interno que puedan levantarse y trasladarse a barrios o agrupaciones donde se requiera ayuda. A este respecto, los resultados son más fáciles de obtener cuando estos pioneros se trasladan de una agrupación con un programa de crecimiento bien establecido a una localidad cercana o dentro de la misma región, aprovechando así las similitudes de cultura e idioma, y reforzando los vínculos sociales y familiares que ya puedan existir. Un modelo de servicio que se ha desarrollado durante los dos últimos Planes y que nos ha proporcionado gran alegría ha sido el desplazamiento de jóvenes que, aprovechando su relativa libertad, pasaban varios meses en una comunidad incipiente y hacían así un valioso aporte a su desarrollo. Este modelo ofrece grandes esperanzas para el Plan de Nueve Años.

Más allá de lo descrito anteriormente, los creyentes que se sientan motivados a ofrecer un período de servicio como pioneros pueden, por supuesto, levantarse desde cualquier sitio y establecerse en cualquier lugar del mundo donde consideren que pueden hacer una contribución al desarrollo de la Fe. La familiaridad con las disposiciones de los Planes globales y la experiencia en la enseñanza de la Causa y en las actividades de construcción de comunidad en la propia agrupación pueden ser una enorme ventaja en este campo de servicio.

Seguros de que la comunidad aprecia la importancia de esta coyuntura histórica y su capacidad para responder a las exigencias del momento, pedimos ahora a los amigos que consideren cómo pueden contribuir a los imperativos de pionerismo del Plan de Nueve Años, tanto en el frente interno como en el ámbito internacional. Al prepararse para entrar en este importantísimo campo, encontrarán indispensables los consejos de las instituciones. Cuando se levanten para esparcir cada vez más ampliamente las fragancias divinas, en sus oídos resonarán, sin duda, las palabras que el Guardián dirigió a los seguidores de la Bendita Belleza hace siete décadas, al inicio de la Cruzada Mundial: «“Ligeros como el espíritu,” “puros como el aire,” “ardientes como el fuego,” “libres como el viento” —pues esa es la exhortación de Bahá’u’lláh mismo dirigida a Sus amados en Sus Tablas, y no a unos pocos escogidos sino a la congregación entera de los fieles—, deben dispersarse por doquier, proclamar la gloria de la Revelación de Dios para este Día, vivificar las almas de los seres humanos y encender en sus corazones el amor por Aquel que es su único Redentor, omnipotente y divinamente nombrado.»

[firmado: La Casa Universal de Justicia]