Análisis de las celebraciones del bicentenario del Nacimiento de Bahá’u’lláh

Julio de 2019

Introducción

A la luz de los numerosos relatos recibidos en el Centro Mundial Bahá’í relatando sobre las muchas actividades que tuvieron lugar el fin de semana del bicentenario del Nacimiento de Bahá’u’lláh, sería casi imposible pasar por alto el efecto transformador de las celebraciones sobre la comunidad global bahá’í en todo el mundo. Un resultado significativo ha sido un sentido de iniciativa cada vez mayor entre los creyentes y sus amigos para intensificar esfuerzos ―de manera creativa y en una diversidad de espacios― con el fin de honrar a la Persona de Bahá’u’lláh, Su Revelación, y Su misión.

Con alegría y un creciente sentimiento de unidad, los amigos se esforzaron por cumplir promesas individuales y colectivas que hicieron como ofrendas de amor a la Bendita Belleza en el doscientos aniversario de Su Nacimiento. Muchos fueron testigo de confirmaciones en los meses que precedieron al Doble Natalicio y durante el mismo, y la respuesta de almas atraídas por el Mensaje de Bahá’u’lláh superó las expectativas. Los informes revelaron que tan exitoso resultado fue el fruto de un profundo cambio de mentalidad y de modo de acción a nivel de los tres protagonistas de la actual serie de Planes globales. El número de personas que participaron en las celebraciones, y el impacto subsiguiente de los eventos en la vida de la comunidad, dependió en gran medida de la experiencia adquirida y de la capacidad desarrollada en la construcción de comunidad. En diversas realidades, las instituciones aprendieron a apreciar las implicaciones de acoger a un mayor número de personas y gestionar la complejidad que esto conlleva, y la gran receptividad que encontraron las alentó a enfrentarse a nuevas preguntas sobre su propio funcionamiento en relación con el fomento del movimiento de las poblaciones hacia la visión de Bahá’u’lláh.

La carta de fecha 18 de mayo de 2016, dirigida en nombre de la Casa Universal de Justicia a todas las Asambleas Espirituales Nacionales para preparar al mundo bahá’í para este trascendental evento, orientó a individuos, comunidades e instituciones a situar la Revelación de Bahá’u’lláh en el centro de todos los esfuerzos: al enseñar a los demás, al hablar de Su vida y Su misión, y al reflexionar sobre sus esfuerzos por caminar por un sendero de servicio. Los amigos demostraron valor, determinación, confianza, entusiasmo y alegría al asumir el encargo que se les había confiado de encontrar maneras creativas de comunicar el significado del Doble Natalicio en todos los círculos sociales. Además, en muchos lugares, la preparación para la ocasión revitalizó a la comunidad: creyentes de todas las generaciones, incluidos muchos que no habían participado anteriormente en las actividades del Plan, se dispusieron a avanzar con un espíritu audaz de enseñanza.

En todos los entornos, la atmósfera de las celebraciones encarnó el principio de que las Enseñanzas de Bahá’u’lláh son para todos los pueblos del mundo: hubo un espíritu de alegría, empoderamiento, armonía y unidad. Las instituciones y las agencias a todos los niveles desempeñaron un papel importante en crear una visión común y apoyar a las comunidades con la planificación y la logística. La colaboración y el espíritu de unidad en la celebración de la Revelación de Bahá’u’lláh propiciaron relaciones sólidas entre los amigos, los motivaron a ver cómo se podían aplicar Sus Enseñanzas para el mejoramiento de sus comunidades, y forjaron colaboraciones que siguen consolidándose.

A continuación, ofrecemos un resumen y un análisis de las capacidades que se desarrollaron y las lecciones que se aprendieron, no solo durante el Día Sagrado Doble de octubre de 2017, sino también en los meses anteriores y posteriores. Las percepciones generadas ponen de manifiesto que la comunidad del Más Grande Nombre ha superado un umbral en su capacidad para la enseñanza y el servicio.

 

El instituto como fuerza motriz

Preparación para responder a la receptividad

A medida que las comunidades de todo el mundo se preparaban para los eventos que se celebrarían durante el fin de semana del bicentenario, lo hacían dando por entendido que estos no debían considerarse aislados del resto de las actividades del Plan de Cinco Años. Más bien, cada comunidad, de acuerdo con su experiencia y capacidad, vio esta ocasión trascendente como parte integrante del proceso de avanzar las metas del Plan. Por tanto, a fin de prepararse para responder a la receptividad prevista para el Sagrado Natalicio Doble, prestaron especial atención a fortalecer y ampliar las actividades básicas existentes, especialmente en las agrupaciones avanzadas. Numerosas comunidades organizaron repetidas campañas de instituto para capacitar a los amigos que deseaban servir, e hicieron planes posteriores para formar a más tutores locales y capacitar a los jóvenes para servir como animadores y maestros de clases para niños.

Además, los institutos de capacitación organizaron seminarios en agrupaciones avanzadas para mejorar la comprensión de los amigos con respecto de la secuencia principal de cursos y de cada uno de los programas educativos. Asimismo, fomentaron el estudio de documentos claves para fortalecer el proceso de instituto, organizaron visitas a tutores para repasar con ellos los cursos del instituto a la luz de la experiencia descrita en el Libro 7 de la secuencia, y coordinaron los componentes prácticos asociados a cada curso.

Capacidades que se fomentaron mediante el proceso de instituto

Las comunidades bahá’ís aprovecharon notablemente las capacidades desarrolladas a través del proceso de instituto para prepararse a responder al llamado de la Casa de Justicia de invitar a un gran número de personas a celebrar esta ocasión especial. En muchos casos, las agencias e instituciones organizaron un estudio intensivo de materiales del instituto seleccionados ―particularmente secciones de los Libros 2, 4 y 6― para refrescar y profundizar la comprensión de los amigos sobre los conceptos, y refinar sus destrezas para compartir las Enseñanzas de Bahá’u’lláh con otros e invitarlos a unirse a las celebraciones del bicentenario. Las relaciones creadas con familias y barrios enteros como parte del proceso de construcción de comunidad fueron una vía natural para entablar estas conversaciones.

En lugares donde el proceso de instituto está muy avanzado, los amigos estaban equipados para multiplicar sus esfuerzos de construcción de comunidad. En regiones donde el proceso de instituto se está desarrollando a un nivel inicial, los amigos aprovecharon la oportunidad de las celebraciones del bicentenario para fortalecer capacidades específicas desarrolladas a través del instituto, entre otras: cómo hablar sobre la Revelación de Bahá’u’lláh, invitar a otros a unirse a los esfuerzos de construcción de comunidad, crear espacios para la oración, y llevar a cabo visitas a los hogares. A menudo, estos esfuerzos se llevaron a cabo con el apoyo de instituciones y agencias locales, y a veces con el de amigos de otras agrupaciones con experiencia pertinente.

La invitación a un número creciente de personas a participar en las celebraciones del bicentenario estuvo íntimamente ligada a la invitación a participar en las actividades de construcción de comunidad y a integrarse al proceso de instituto. Algunas comunidades aprendieron a aprovechar al máximo los ciclos anteriores para invitar a almas receptivas a iniciar la secuencia de cursos y alentarlas, a su vez, a invitar a otros. Las conversaciones con las familias sobre la educación espiritual de los niños abrieron el camino para formar nuevos círculos de estudio y clases para niños.

Una apreciación de la centralidad del proceso de instituto para impulsar el movimiento de las poblaciones ayudó a que los amigos reconocieran que las celebraciones no eran un fin en sí mismas, sino más bien una oportunidad para dirigir las energías espirituales liberadas durante este período de especial potencia hacia el fortalecimiento y la aceleración de este movimiento. De cara al bicentenario del Nacimiento del Báb, esta apreciación contribuirá, sin duda, a que las próximas celebraciones se vean bajo la misma luz: se relacionan directamente con el nivel de actividad de una agrupación, de un barrio o de un pueblo, y sirven para aumentarlo durante los meses posteriores.

Cultivar una visión que abarca a todos

Acercarse a un amplio espectro de la sociedad

En los meses de preparación para las celebraciones del bicentenario, se siguió fomentando una visión común en la comunidad mundial que enfatizaba el papel vital que cada persona puede desempeñar en rendir homenaje a las Luminarias Gemelas. En respuesta al llamamiento de la Casa Universal de Justicia para familiarizar a las almas de un amplio sector de la sociedad con el Mensaje de Bahá’u’lláh, se creó un ambiente en el que todos ―desde los que ya sostienen o participan en el proceso de construcción de comunidad o se sienten atraídos por él, hasta aquellos recién conocidos― se sintieron empoderados para ampliar el círculo de las conversaciones. En todos los espacios sociales se procuró utilizar un lenguaje sencillo y claro que fuera accesible a todos.

Las separaciones y limitaciones desaparecieron a medida que almas de todas las procedencias, poblaciones, creencias y entornos se unieron en esta labor. Los amigos se esforzaron por analizar la vida de la sociedad, identificar grupos, poblaciones y espacios con los que se relacionan, y encontrar enfoques creativos para ampliar las relaciones y conocer a nuevas personas en distintos entornos, desde barrios y actos públicos hasta actividades de servicio.

Además de mantener una mentalidad abierta e incluyente sobre a quienes se debía invitar, los amigos vieron el Día Sagrado Doble como una oportunidad para que todos los que estaban conectados con la Fe, independientemente de su nivel de compromiso o familiaridad, contribuyeran a las celebraciones. Todos encontraron la manera de ofrecer su tiempo, capacidades y esfuerzos para conmemorar el Nacimiento de Bahá’u’lláh: creyentes de todas las edades y orígenes, bahá’ís recién declarados y creyentes veteranos, los que tenían experiencia en la actual serie de Planes y los que se habían unido recientemente a las actividades de construcción de comunidad.

En general, uno de los cambios más notables que se observaron durante este período fue un giro en la conciencia colectiva de la comunidad bahá’í con respecto a las celebraciones de los Días Sagrados. Enfocándose en el nivel local como centro de las actividades, los creyentes aprendieron a considerar las celebraciones de los Días Sagrados como espacios para acoger la participación de los amigos involucrados en las actividades de construcción de comunidad, así como oportunidades para invitar a nuevas almas a conocer la Fe y a participar en la vida de la comunidad. En algunas agrupaciones avanzadas, los amigos se fijaron metas para llevar a cabo celebraciones en cada barrio o aldea y, en algunos casos, en cada hogar.

Multiplicación de reuniones devocionales

En los meses previos a las celebraciones del bicentenario, se prestó especial atención al fortalecimiento del carácter devocional de las familias. Esto resultó en un aumento extraordinario de más de 16.000 nuevas reuniones devocionales en un año, en todo el mundo. Este elemento clave de los preparativos creó condiciones favorables, en un período de tiempo relativamente corto, para mantener conversaciones extendidas sobre la vida, la misión y la Revelación de Bahá’u’lláh en un entorno íntimo. Las reuniones devocionales se convirtieron en un cauce para la participación universal y para aumentar la capacidad de los amigos de conversar sobre temas espirituales y reflexionar sobre el bienestar espiritual y material de la comunidad. Y fue a menudo en estos espacios donde tuvieron lugar las celebraciones.

Involucrar a familias y hogares

A nivel local, fueron las familias y los grupos de familias, especialmente en barrios y aldeas, quienes se convirtieron en catalizadores efectivos para iniciar conversaciones sobre la Bendita Belleza, y sirvieron como anfitriones de las celebraciones del Día Sagrado Doble. Alentados a sentirse protagonistas de los esfuerzos de construcción de comunidad, ofrecieron sus hogares a amigos, vecinos, parientes y conocidos para reunirse, estrechar lazos, orar juntos y conversar sobre Bahá’u’lláh.

Participación de los jóvenes

En muchas comunidades, se observó que los jóvenes contribuyeron de manera notable a las celebraciones. Tanto en grupos como individualmente, desempeñaron un papel activo en todos los aspectos de los preparativos, trabajando codo con codo con los demás y motivando a sus compañeros y a la comunidad en general a participar. Desde las conferencias de jóvenes de 2013, grupos de jóvenes han desarrollado cada vez más el hábito de estudiar la guía, reflexionar sobre los objetivos del Plan y llevar a cabo acciones sistemáticas como parte de sus esfuerzos de construcción de comunidad —un hábito que resultó decisivo en la forma en que contribuyeron a las celebraciones y a sus preparativos— y en la forma en que invitaron a los demás a hacer lo mismo. En muchos casos, los jóvenes tuvieron reuniones devocionales periódicas, organizaron sistemáticamente encuentros de jóvenes, llevaron a cabo proyectos de servicio, crearon materiales, enseñaron a los que tenían a su alrededor y prepararon presentaciones artísticas sobre la vida de Bahá’u’lláh y el impacto de las actividades de construcción de comunidad en la sociedad.

Trabajo con poblaciones específicas

Muchas comunidades encontraron receptividad entre grupos de personas que compartían procedencias o circunstancias de vida comunes, y se centraron en trabajar con estas poblaciones específicas. En algunos lugares, determinados barrios con segmentos de población receptiva se convirtieron en centros de actividad intensa. A medida que el proceso de instituto se arraigaba en estas comunidades, jóvenes y adultos desarrollaron un sentido de propiedad de su transformación colectiva. Cuando llegó el momento de celebrar los actos del bicentenario, no solo se invitó a estos amigos a asistir a las celebraciones, sino que participaron activamente en la organización de las festividades.

Movilización de los protagonistas en el ámbito local

Labor de grupos

La preparación de las celebraciones del bicentenario fortaleció la capacidad de las personas y las comunidades para pensar estratégicamente a nivel local y trabajar en ciclos de actividad. Después de estudiar el mensaje del 18 de mayo de 2016 escrito en nombre de la Casa Universal de Justicia a todas las Asambleas Espirituales Nacionales, las instituciones y agencias crearon espacios a nivel local, regional y nacional para estudiar el mensaje y ayudar a los amigos en su planificación individual y colectiva. La habilidad de planificar de acuerdo con la guía fue decisiva para construir la unidad de visión necesaria para coordinar los esfuerzos.

Los individuos definieron metas personales y establecieron planes para iniciar y mantener conversaciones sobre la Persona de Bahá’u’lláh con un círculo de amigos cada vez más amplio. Por ejemplo, algunos hicieron listas exhaustivas de las personas con las que tenían planeado hablar, y de los espacios con los que estaban vinculados y en los que podían mantener conversaciones. Cuando los planes estaban bien organizados y eran sistemáticos, los resultados superaron las expectativas. Se organizaron encuentros especiales de reflexión y planificación, y también se animó a la comunidad a hacer de las celebraciones del bicentenario el foco de las reuniones de reflexión, de las consultas de las Fiestas de los Diecinueve Días, las reuniones de planificación de los barrios, y de otros encuentros.

Como consecuencia natural, los amigos de una comunidad empezaron a apreciar el valor del trabajo en equipo en su preparación para la ocasión. En algunos casos, las instituciones y agencias nombraron comités encargados de organizar elementos específicos de las celebraciones. En otros casos, grupos de amigos se reunieron para reflexionar sobre cómo contribuir a las celebraciones de su comunidad. A menudo, se trataba de grupos ya existentes que estaban conectados de manera natural a través de su participación en la vida comunitaria, como participantes de círculos de estudio, clases para niños o grupos de prejóvenes; familias de un barrio; grupos de jóvenes; estudiantes, o personas en ámbitos profesionales. Estos grupos planificaron, actuaron y reflexionaron juntos, y llevaron a cabo una variedad de esfuerzos: visitas a los hogares de vecinos, amigos y familiares, reuniones devocionales, y conversaciones significativas con nuevos conocidos y compañeros de trabajo; todo ello con la intención de invitar a tantas almas como fuera posible a tomar parte en las celebraciones del bicentenario. Los participantes de los círculos de estudio elaboraron sus propios planes de acción y, en ese proceso, invitaron a otros a unirse a las actividades del instituto de capacitación. Los participantes en las clases para niños y los grupos de prejóvenes, conscientes ahora de la importancia de los Días Sagrados, contribuyeron a los preparativos participando en campañas de enseñanza con sus familias, ofreciendo sencillos actos de servicio y creando presentaciones artísticas para las celebraciones. Las familias trabajaron en equipo para abrir sus hogares a los vecinos, compañeros de trabajo y amigos, y para pensar sistemáticamente en aquellos que los rodeaban y a los que podían invitar. Grupos de jóvenes consultaron en sus encuentros sobre la manera en que querían contribuir e involucrar a un mayor número de sus compañeros.

Incluso en comunidades con pocos creyentes, el énfasis en trabajar a nivel local infundió entusiasmo y valentía en grupos de amigos para tomar medidas, por modestas que fueran, para conmemorar esta ocasión histórica junto con el resto del mundo. Se sintieron empoderados y emprendieron un nuevo camino, capaces de iniciar conversaciones, reuniones devocionales, visitas a hogares y labores de construcción de comunidad. En muchas localidades, los amigos informaron que se veían como agentes de cambio dentro de sus propias comunidades, y ya no se sentían dependientes de los demás —de una comunidad más grande o de las instituciones— para llevar adelante el trabajo.

En muchos países del mundo, el trabajo en grupos ha fortalecido la cultura del apoyo y la ayuda mutuas. Esta dinámica ha abierto nuevas perspectivas a los creyentes que quieren comprometerse más a fondo con la serie actual de Planes, y ha abierto un espacio para que los participantes en las actividades básicas y quienes los rodean trabajen juntos de manera sistemática en equipos más pequeños, unidos por una visión y un propósito comunes.

Estas interacciones entre grupos de personas fueron especialmente vibrantes en entornos más pequeños, y sirvieron como un ejemplo palpable del núcleo en expansión descrito por la Casa Universal de Justicia en su mensaje de Riḍván de 2018: «un grupo cada vez mayor de creyentes que puedan mantener, junto con los que los rodean, un enfoque sostenido en fomentar el crecimiento y desarrollar la capacidad, y que se distingan por su habilidad y su disciplina para reflexionar sobre la acción y aprender de la experiencia». En aquellos lugares donde se fomentaron estas condiciones, y se cultivaron las interacciones entre grupos de personas en los meses posteriores al bicentenario, el camino para hacer avanzar la meta del Plan se hizo más claro para los amigos, las dinámicas de crecimiento se comprendieron mejor, y sus esfuerzos ganaron ímpetu.

El papel de las instituciones

En respuesta al llamamiento de la Casa Universal de Justicia para conectar al mayor número posible de corazones con la Revelación de Bahá’u’lláh, las Asambleas Espirituales Nacionales coordinaron esfuerzos a todos los niveles y trabajaron por mantener la unidad y generar un enfoque sistemático para encauzar los esfuerzos del individuo y de la comunidad. Proporcionaron espacios para planificar y reflexionar, trazaron estrategias claras para guiar a la comunidad, dieron estructura a los planes que surgieron de las consultas con la comunidad, crearon recursos y materiales, y fueron una fuente de aliento y apoyo constante para los creyentes y sus amigos. En algunos lugares se organizaron conferencias de enseñanza para movilizar más a la comunidad y ayudar a sus miembros a apreciar la conexión íntima entre las celebraciones del bicentenario y el Plan de Cinco Años.

La Asamblea Espiritual Local fue una protagonista destacada durante el período de preparación. Desempeñó un papel importante en fomentar un espíritu de alegría colectiva en la comunidad, cultivar una comprensión común de la guía de la Casa Universal de Justicia y aplicar la guía a los planes de enseñanza individuales y colectivos en el ámbito local. Hizo esfuerzos por facilitar los medios para que todos los creyentes desempeñaran su papel en esta ocasión trascendental. Las Asambleas también ayudaron en la preparación de materiales, fomentaron espacios de reflexión en las Fiestas de Diecinueve Días y reuniones comunitarias, y organizaron otros espacios para que los creyentes profundizaran sobre la vida de Bahá’u’lláh. Especialmente en comunidades que se encuentran a la vanguardia del aprendizaje, los miembros de las Asambleas Locales colaboraron estrechamente con los amigos y las familias que participaban en las clases para niños y en los grupos de prejóvenes, asistiendo a las actividades, incluidos los festivales, y participando en las visitas a los hogares y en los esfuerzos de enseñanza. Las Asambleas Locales también proporcionaron apoyo económico y otros recursos. Los Consejeros informaron que, en los meses anteriores a las celebraciones, las Asambleas Locales alcanzaron nuevos niveles de funcionamiento: sus órdenes del día cambiaron, el carácter de sus conversaciones evolucionó a medida que comenzaron a pensar a una escala mayor sobre las posibilidades de llegar a muchas almas y de cómo apoyar a cada uno de los miembros de la comunidad, y fortalecieron su colaboración con otras instituciones y agencias. El resultado fue que su influencia espiritual sobre las comunidades a las que sirven se intensificó y se liberaron nuevas fuerzas espirituales.

En algunas regiones con agrupaciones avanzadas, los Comités de Enseñanza de Área ayudaron a formar equipos de enseñanza y organizaron campañas intensivas y otras labores de expansión. Se beneficiaron del repaso de las lecciones contenidas en el Libro 6, lo que les ayudó a organizar campañas bien concebidas y a reavivar en los creyentes el deseo de enseñar la Fe. Donde no había una Asamblea Espiritual Local, las agencias de agrupación a veces ayudaron con los preparativos, organizando espacios para planificar actividades relacionadas con las celebraciones del bicentenario.

Los Consejeros Continentales y los miembros del Cuerpo Auxiliar colaboraron estrechamente con las instituciones nacionales, regionales y locales, brindando aliento y apoyo para mantener una visión unida y objetivos comunes. Para aquellos que vivían en comunidades aisladas, las instituciones aseguraron el apoyo a través de los miembros del Cuerpo Auxiliar y sus ayudantes, quienes infundieron en los que visitaron un sentimiento de apropiación, unidad de visión y entusiasmo.

Diversas instituciones aprovecharon los ejemplos de todo el mundo recogidos en el boletín Reflexiones sobre el crecimiento para ayudar a los amigos a visualizar posibilidades de cómo implementar los elementos prácticos trazados por la Casa de Justicia, llevar a cabo eventos a nivel local y preparar estrategias en anticipación a la respuesta que se daría después de las celebraciones.

Las relaciones entre los tres protagonistas se consolidaron a medida que alienaron sus acciones con la guía de la Casa Universal de Justicia, de manera que aumentó la coherencia de sus esfuerzos, se forjaron mayores lazos de unidad y se fomentó una cultura de participación universal. En algunos lugares donde aún no se había experimentado un gran crecimiento, estas cualidades revitalizaron la vida de la comunidad y fortalecieron su identidad conforme los amigos ganaban confianza con el apoyo de las instituciones.

Celebraciones del bicentenario del Nacimiento de Bahá’u’lláh

Los amigos de todos los rincones del mundo tomaron muy en serio el llamamiento de la Casa Universal de Justicia y respondieron a una escala nunca antes vista, dando pasos sin precedentes, con determinación, y dejando atrás el temor y la vacilación, para conversar de manera digna sobre la Figura, la Vida y la Misión de Bahá’u’lláh.

Independientemente del entorno y de las circunstancias, los creyentes y sus amigos, jóvenes y adultos, encontraron maneras creativas de honrar a la Bendita Belleza. En todo el mundo, se elevó la capacidad de producir obras artísticas de calidad y belleza que mostraran una devoción sincera, y de utilizar las artes para lograr un ambiente que comunicara lo sagrado de la ocasión y estuviera inspirado, asimismo, en la cultura y las tradiciones locales.

La película Luz para el mundo y el mensaje de octubre de 2017 de la Casa Universal de Justicia «A todos los que celebran la Gloria de Dios» se compartieron ampliamente con amigos de la sociedad en general y con los medios de comunicación, así como con autoridades públicas e invitados distinguidos que asistieron a las celebraciones. La película y el mensaje proporcionaron un marco claro a las conversaciones sobre la Manifestación de Dios para este día, Bahá’u’lláh, y resaltaron el significado de esta ocasión y las implicaciones de Su Mensaje para la humanidad.

Otro enfoque influyente para llegar a los corazones de una diversidad de personas fue la diseminación de materiales en idiomas locales. En algunos lugares, los Escritos Sagrados se facilitaron por primera vez en el idioma local. Para muchos, tener acceso a los Escritos y a la guía de la Casa de Justicia en su propio idioma proporcionó un camino sin obstáculos para comprender mejor la Revelación de Bahá’u’lláh.

Vencer obstáculos

Muchos amigos compartieron que cuando tomaron medidas para dar a conocer el Mensaje de Bahá’u’lláh a quienquiera que se encontraran, las puertas se abrieron y se sintieron inspirados a superar temores u obstáculos en su camino. Los desafíos que se presentaron en algunas comunidades abarcaron desde la oposición del gobierno hasta desastres naturales; sin embargo, no impidieron que los amigos llevaran a cabo celebraciones. Estas comunidades demostraron resiliencia e ingenio, adaptándose a sus circunstancias y no dejándose desalentar en su determinación de ofrecer una digna conmemoración a la Bendita Belleza. En entornos con mayor preocupación por la seguridad debido a la persecución de los bahá’ís, los amigos persistieron con valentía y fueron testigos de cómo algunas almas que en un momento estaban en contra de la Fe llegaron a ver a Bahá’u’lláh y las actividades de los bahá’ís bajo una luz diferente, y se convirtieron en Sus admiradores y promotores de las labores de construcción de comunidad.

Forjar relaciones con el gobierno, los medios de comunicación y la sociedad civil

Las instituciones a nivel nacional, regional y local identificaron equipos para establecer relaciones con diversas instituciones y líderes de la sociedad en general y del gobierno. Hubo un acercamiento a los medios de comunicación, entre ellos la radio, la prensa y la televisión, para que informaran sobre la ocasión. En muchos lugares, la colaboración con los periodistas resultó en una mayor visibilidad más allá de las celebraciones, y fortaleció la visión general y la capacidad para la labor de asuntos externos de diversas comunidades nacionales.

En honor a las celebraciones del bicentenario, la comunidad bahá’í recibió 269 mensajes oficiales de felicitación en unos 60 países, de parte de jefes de estado, funcionarios del gobierno y políticos regionales y locales. Líderes de autoridades locales y nacionales hicieron declaraciones en reconocimiento de la comunidad bahá’í, en las que convocaron reuniones con sus instituciones, elogiaron sus esfuerzos, expresaron gratitud por su contribución a la construcción de un mundo mejor y, en algunos casos, pidieron su colaboración para resolver conflictos de índole social. En algunos lugares, los amigos utilizaron eventos públicos y sesiones parlamentarias para relatar la vida de Bahá’u’lláh y para proclamar Sus Enseñanzas.

Impacto y camino a seguir hacia el bicentenario del Nacimiento del Báb

Impacto de las celebraciones

Después de la celebración del Natalicio Doble, la comunidad bahá’í pudo sentir inmediatamente las fuerzas espirituales liberadas como resultado de los esfuerzos colectivos realizados en todo el mundo. La conciencia ya existente de que la ocasión no iba a ser un acontecimiento aislado aumentó a medida que todos los participantes presenciaron de primera mano cómo las celebraciones se convirtieron en un catalizador en el proceso de llevar a la comunidad mundial bahá’í a la siguiente etapa de desarrollo.

Al finalizar el mes de octubre de 2017, la Casa Universal de Justicia destacó en su mensaje a los bahá’ís del mundo la necesidad de ver a cada persona que contribuyó, planificó y asistió a las celebraciones como protagonista de las actividades del Plan. Conscientes de las capacidades y recursos desarrollados en la preparación de las celebraciones, las instituciones respondieron alentando a los amigos a llevar adelante la labor de la Causa con el mismo espíritu, a mantener y consolidar las conexiones que se habían establecido, a desarrollar más los espacios creados e impulsar la participación de un círculo cada vez más amplio de amigos en el proceso de construcción de comunidad.

El principal desafío ante las instituciones y agencias fue sostener y encauzar esta oleada de energía, manteniendo la participación universal y elevando el número de almas que se incorporan al proceso de instituto y participan en los esfuerzos de construcción de comunidad. La comunidad es ahora consciente de que la sostenibilidad tras un evento notable depende de ampliar el número de amigos que participan, y no en poner toda la responsabilidad sobre los hombros de unos pocos.

En regiones avanzadas que cuentan con institutos bien establecidos, esta mayor capacidad de ampliar el número de personas involucradas planteó cuestiones relativas a la gestión de un nuevo nivel de complejidad para acoger a más personas en el sendero del servicio y proporcionar apoyo práctico en las bases. En regiones donde los institutos se encontraban en etapas tempranas de desarrollo, el aumento del número de participantes ayudó a los amigos a visualizar las potencialidades ilimitadas de los institutos, y dio un nuevo impulso a su labor. En muchos de estos lugares se aprovechó aún más el elevado sentido de iniciativa desarrollado a nivel local durante este periodo y se encauzó para fortalecer los esfuerzos educativos de la comunidad.

A continuación, ofrecemos algunos enfoques y estrategias de todo el mundo que ayudaron a las comunidades a mantener el impulso generado por las celebraciones del bicentenario, y a avanzar de un nivel de desarrollo al siguiente.

  • Establecer un ritmo de capacitación y acompañamiento

El período previo y posterior a las celebraciones ha creado mayor entusiasmo y capacidad para involucrar a la población en conversaciones sobre las enseñanzas de la Fe e invitar a un número creciente de personas al proceso de construcción de comunidad. En los meses posteriores al bicentenario, los amigos se dieron cuenta de que esta capacidad está estrechamente vinculada con la capacidad de los institutos de capacitación de mantener un flujo constante de personas a lo largo de la secuencia de cursos, y de ofrecer espacios periódicos de reflexión para los tutores, animadores y maestros de clases para niños. También se hizo más evidente que la secuencia de cursos da forma al desenvolvimiento de conversaciones significativas sobre las enseñanzas de la Fe en una población, y que el alcance, la profundidad y la coherencia de estas conversaciones, por un lado, y el aumento del número de personas que estudian los cursos de los institutos, por el otro, se alimentan mutuamente. Este reconocimiento ha ayudado a los amigos a apreciar la importancia de establecer el ritmo y el modelo de expansión, capacitación y acompañamiento, con miras a levantar recursos desde dentro de una población y utilizar los círculos de estudio y las campañas de instituto como modos complementarios de impartición de cursos.

  • Continuar funcionando en grupos en las labores de seguimiento

Los modelos de acción establecidos por los amigos en el ámbito local durante los preparativos se consolidaron a medida que las comunidades dirigieron su enfoque a los contactos desarrollados durante las celebraciones. Una nueva forma de pensar, un nuevo sentido de identidad y modo de operar, en el que los grupos de amigos se forman orgánicamente, llegaron a ser la dinámica comunitaria habitual. Algunos ejemplos de grupos de amigos que trabajaron juntos fueron los participantes de círculos de estudio, clases para niños y grupos de prejóvenes; grupos de jóvenes; familias; residentes de un barrio; equipos de amigos; y compañeros de trabajo. Debido a que estos grupos se formaron de manera natural en el período previo al bicentenario y durante el mismo, se crearon las condiciones y se establecieron los medios para que estas personas continuaran relacionándose y trabajando juntas y sirvieran como base de un núcleo en expansión. Esta dinámica fue particularmente evidente en entornos más pequeños y ayudó a crear o reforzar un sentimiento de comunidad y una creciente comprensión colectiva del poder de construcción de sociedad de la Fe. Dondequiera que se fomentaron estas relaciones, dieron lugar a un florecimiento de actividades y espacios de reflexión en barrios y aldeas, lo cual creó condiciones para que los amigos aceleraran el crecimiento en una agrupación.

  • Involucrar a todos como protagonistas en la reflexión, la planificación y la acción unificada La intensa reflexión, planificación y acción llevadas a cabo durante las celebraciones del bicentenario ha refinado las capacidades de los amigos, las instituciones y la comunidad para crear unidad de visión y dar los pasos siguientes. Los espacios de reflexión organizados a nivel nacional, regional y local continuaron fomentando la capacidad de todos los participantes para aprovechar continuamente la guía de la Casa de Justicia y fomentar una visión común de planes estratégicos a largo plazo. Se invitó a los asistentes a las celebraciones a participar en la consulta, planificación y reflexión sobre las actividades de su región y, de este modo, verse a sí mismos como protagonistas del proceso de construcción de comunidad.
  • Esfuerzos coordinados de las instituciones y agencias para llevar adelante los planes y aprovechar los avances

Dado que las celebraciones contribuyeron en gran medida a fortalecer el movimiento de las poblaciones hacia Bahá’u’lláh y el desarrollo de nuevas capacidades, las instituciones y agencias consultaron sobre planes para consolidar y crecer en base a los avances logrados. Organizaron reflexiones y planificaciones periódicas a nivel de las bases para asegurar que los que participaron en las celebraciones se integraran naturalmente en las conversaciones sobre construcción de comunidad, y que todos se consideraran protagonistas del Plan e invitados a sumarse al proceso de instituto. Se mantuvieron estructuras de apoyo mutuo, basadas en el compromiso de familias enteras y de todos los miembros —jóvenes y adultos— de las comunidades locales, para brindar apoyo amoroso y aliento a los nuevos amigos para realizar y mantener actos de servicio. También se realizaron esfuerzos conscientes para acompañar a aquellos que confirmaron su fe en Bahá’u’lláh para integrarse a la vida comunitaria.

  • Involucrar a familias y hogares en el realce de la vida devocional de la comunidad

A medida que se iniciaban numerosas reuniones devocionales en todo el mundo en preparación para las celebraciones, las instituciones y agencias pudieron ayudar sistemáticamente a los amigos a ver estos espacios comunes de adoración —muchos de ellos en hogares de barrios y aldeas— como lugares donde las conversaciones se extienden de manera natural sobre la educación espiritual y la transformación de los niños, prejóvenes, jóvenes y adultos a través del proceso de instituto. Se iniciaron círculos de estudio y campañas de instituto, especialmente con grupos de padres y jóvenes, que permitieron a cada corazón comprender el poder de la oración, tener un contacto directo con la Palabra de Dios, encontrar su aplicación en la vida individual y colectiva, y desarrollar una relación más estrecha con la Manifestación de Dios. En consecuencia, todos los miembros de un hogar así fortalecieron su compromiso de realzar su vida devocional y de asumir la responsabilidad de promover los esfuerzos de construcción de comunidad dentro de su hogar, involucrando a menudo a sus familiares, vecinos y contactos desde un principio. Este proceso también garantizó que un flujo ininterrumpido de nuevos amigos se incorporara a la conversación. Con estos esfuerzos continuos de las familias y los hogares se fomentó un espíritu de profundo amor, unidad y compañerismo.

  • Esfuerzos que involucraron a los jóvenes

Las celebraciones del bicentenario dieron un impulso al movimiento de los jóvenes en agrupaciones a lo largo del continuo. Los vínculos que se formaron o fortalecieron con los jóvenes durante las celebraciones se mantuvieron también después de las mismas. En algunas agrupaciones se convocaron encuentros de jóvenes, seguidas poco después de un estudio intensivo de la secuencia de cursos, lo que contribuyó a una notable afluencia de nuevos participantes en el instituto. De cara al futuro, el bicentenario del Nacimiento del Báb servirá sin duda como una oportunidad más para reforzar el ritmo de capacitación y acompañamiento de jóvenes en todos los lugares en los que se lleven a cabo las celebraciones, lo que podría dar lugar a una oleada de nuevas actividades básicas en los ciclos inmediatamente posteriores a las festividades.

  • Una oleada de pioneros

El espíritu de las celebraciones del bicentenario dio un nuevo sentido de misión para con las metas de pioneros y reavivó en los amigos su compromiso con el servicio. Instituciones y agencias reflexionaron sistemáticamente para identificar y orientar a los pioneros y desplegarlos estratégicamente en una localidad, en función de las necesidades de crecimiento emergentes.

Preparación para el bicentenario del Nacimiento del Báb

En una carta de fecha 1 de junio de 2018 escrita en su nombre a todas las Asambleas Espirituales Nacionales, la Casa Universal de Justicia indicó que las conversaciones en torno a las próximas celebraciones serán una ampliación de las conversaciones sobre la Bendita Belleza y Su Misión entabladas antes y después del primer bicentenario, centrándose en las Dos Manifestaciones «Cuyos Natalicios ‘cuentan a los ojos de Dios como uno solo’» y recordando al Báb como el Heraldo de Bahá’u’lláh y el portal de Su Revelación, tal como indicó en el título mismo que eligió para Sí mismo. En preparación para el bicentenario del Nacimiento del Báb, los amigos deberán seguir fomentando y refinando las capacidades esenciales desarrolladas hasta ahora, para crear comunidades florecientes y hacer avanzar las metas del Plan de Cinco Años. El espíritu de heroísmo del Báb y Sus seguidores será una fuente de inspiración para que los amigos se levanten e intensifiquen sus esfuerzos para involucrar a un número cada vez mayor de personas en el proceso de construcción de comunidad en todas las localidades, incluidas aquellas almas cuyos corazones entraron en contacto con Bahá’u’lláh en el primer bicentenario. Además, al igual que hicieron para el bicentenario del Nacimiento de Bahá’u’lláh, los amigos deberán hacer todo lo posible para que las celebraciones de octubre de 2019 fortalezcan cada una de las actividades y lleven al nacimiento de muchas más, conforme se ayuda a cada persona a dar sus próximos pasos en el sendero del servicio. En palabras de la Casa de Justicia:

Les instamos a que vean en cada persona que respondió a su invitación un posible protagonista en el proceso de construcción de comunidad. Consideren cómo se pueden crear las condiciones que permitan a muchos caminar juntos por este sendero. Conectada con la potencia transformadora de la Revelación, cada alma puede acercarse más a Bahá’u’lláh, aumentar su capacidad, encontrar alegría en el servicio y aprender a ayudar a los demás.


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